K\'antu
Mientras sus verdes hojas
lamen las empedradas montañas
y sus finas ramas se extienden
coloreando de rojo las laderas
del impenetrable Apukintu.
Allí, en busca de la débil grieta
avanza y penetra, así se adentra
en sus entrañas para darle vida
con sus frescas raíces sensitivas
regadas con aroma de preciosa
savia juvenil transformadora.
Desde los andes se deslizó
la esencia hecha sangre
en el apukintu para regar
extensos arenales,
tierra eriaza, que se abrió
en evidencia histórica
para descubrir al sátrapa.
Rodeada de silencio,
cubierta de arena y polvo,
aquella roja savia, espera
del K\'antu enraizado,
erguirse en rebeldía
con sus rojas trompetas
de lucha, esperanza y libertad.
Aquella roja savia estancada
en arenales fluye enérgica
ahora en vida,
retumba en los corazones
cual campana y repica
convocando a la nueva aurora
que retoña en el horizonte
anunciando el nuevo amanecer.
Colibrí, que picando flor en flor
bates tus ágiles alas.
Ve avecilla, sorbe el néctar
de la kantuta y parte.
Lleva el mensaje colibrí
despierta el júbilo,
la esperanza renovadora.
Que las aves eleven sus cantos,
que el eco retumbe en las montañas,
que despierte la tormenta
que descienda por entre valles, quebradas,
que arrase que inunde,
que limpie senderos, plazas y alamedas.
Que la kantuta sea trompeta
que despierte sueños
por siglos reprimidos,
que sea acacia, cicuta
y sus sépalos guadañas
que despierten esperanzas.
Que la roja savia,
estancada en Cieneguilla
en arenoso amasijo,
selle la heroica entrega
abriendo fosas para despertar
las nuevas ilusiones
de la patria amada.