Hay nubes de plata
que van por los cielos,,
tranquilas, despacio
dejándonos sueños.
Hay ojos que miran
y ven a los Elfos,
pasar entre nubes
y en ellas durmiendo.
Yo soy el que escribo,
y dejo en los versos,
canciones y nadas
de niños pequeños.
A ellos, mis letras,
les llevan mis besos,
en dulces suspiros
que llevo muy dentro.
Lo sabe mi alma
y anima a los dedos,
que buscan y piensan,
así lo que siento.
Las nubes de plata
me dejan ensueños,
y mil filigranas
que van al cuaderno.
Allí los desgrano
en brisas y vientos,
en versos sin rimas
de niños traviesos.
Y así paso el día
y luego me duermo,
con manto de noche
y luna y luceros.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/05/24