La vida se desboca rio abajo
como un torrente feroz y embravecido
arrastra nuestros sueños e ilusiones
mientras los mied os ululan escondidos,
los guijarros laceran nuestro pecho,
las zarzas nos desgarran las espaldas
las serpientes acechan en silencio
hasta verter su veneno en nuestras almas,
no hay refugio ni playas en su curso
solo peñascos, zarzales y cascadas
las víboras acechan procelosas,
las pirañas esperan la carnada,
pero hay que luchar contra corriente
no dejar que nos venza la riada
hasta alcanzar ese oasis que palpita
paz, amor, poesía y armonía,
donde poder rehacernos del quebranto,
donde volver a soñar un nuevo día
esa playa de arenas luminosas,
donde reinan la paz y la utopía.