Dos lunas, timonel de oro y de perlas
que navegan en mí inverosímiles.
Dos lunas, de esta noche de intangibles,
silenciosa, escindida, en dos condenas.
Los surcos encendidos en tinieblas.
La sombra nunca fue de nadie –escribe-
con suerte de la sombra, la que finge
la quietud disipada pero honesta.
Atalaya sin borde la mañana.
Dos fronteras que nunca se concilian.
Dos lunas tan distantes y tan pálidas.
Dos lunas simples, plenas, que me sitian.
Dos lunas hay afuera y la distancia.
Dos lunas hay afuera. Dos espinas.
José Luis Galarza (2019)