¿Qué hacer?
Construir un mundo sin imágenes,
un diccionario en colores,
una vida humana.
Saber que escribir,
siempre es más difícil que morir.
Dormir en esta noche
amar desesperadamente mi cuerpo muerto.
El tiempo no pasa
pasan los perfumes.
Un viento huracanado,
la propia noche en mis ojos,
un frío intenso
solar,
hasta el amanecer.
Un amor profundo,
un silencio
en medio de la orfandad
un silencio,
tenue,
delicado silencio entre las blasfemias.
Una desesperación casi sublime,
un mal funcionamiento,
una manera antigua,
de estar,
vivir,
fuera del tiempo.
Si salgo a la calle y me saludan,
si voy a mi trabajo y me saludan,
si cuando vuelvo a mi casa me saludan,
dispongo,
de las condiciones mínimas para ser,
un gran hombre.
Y si la gente,
en general,
me saluda,
pienso,
que la gente,
comienza a tener conmigo,
un acuerdo mínimo.
Un pacto,
un peligroso pacto de sangre.
Un estúpido buenos días,
sella para siempre,
a dos hombres,
en un pequeño y final,
mínimo acuerdo.
El hombre sabe,
-buenos días,
aunque se sienta mal.
-Buenos días,
aunque nos parezca
cualquier otra cosa.
El pacto es eterno,
y no habrá a cierta hora del día,
más,
que un mínimo acuerdo:
buenos días.
El pacto,
aunque pequeño pacto,
será un pacto feroz.
En buenos días,
estamos de acuerdo con la noche,
con los amores nocturnos,
con las promesas nocturnas de amor,
con la eterna conversación entre amigos,
tules,
y brillantes perlas para los maricones.
Culo ábrete,
culo ciérrate,
y así,
va cantando el universo.
Querido,
quiero explicarte,
que el amor entre hombres,
es,
una exageración del término.
El culo,
entre grandes hombres
puede ser,
si se quiere,
una reflexión,
nunca una manera de reflexionar,
nunca un obstáculo.
El culo mi querido,
es,
una herida sangrante,
una flor a punto de brotar,
dejemos que florezca.
Cada milímetro de nuestro cuerpo,
debe alcanzar,
nuestra palabra.
El culo también,
en él anidan,
los famosos mecanismos del odio y del amor,
y las claves,
del pensamiento científico de occidente.
Lo digo una vez más
habrá culo para todo el mundo.
Un culo inmemorial,
-casi sagrado-
El gran culo.
El culo de tu madre y la mía,
ejerciendo el control,
de todo el universo.
El día y la noche,
decimos,
una dialéctica paranoica
o,
más simplemente,
vagar,
entre el rumiar de las palabras:
ahora soy pequeño,
ahora soy grande,
mato cuando me dejan,
muero cuando no puedo;
cuando no puedo,
mato para no morir,
exagero,
de mi infancia recuerdo sólo lo malo,
entonces,
quiero lo bueno para toda la humanidad,
pero, lo quiero mal.
Soy despótico,
para ser despótico me apoyo en el bien,
y si mi plan es perfecto
y mi plan siempre es perfecto,
mi destino es ser sordo,
inmensamente sordo.
Soy una estatua de piedra,
incalculable,
vieja,
un resto inanimado, en el hombre,
de su antiguo encuentro con la naturaleza.
El día y la noche,
el cielo y el infierno,
papá y mamá,
el diablo y dios,
abel y caín,
lo bueno y lo malo,
el proletariado y la burguesía,
la razón y la locura
y, para ser modernos,
el hombre
y la mujer.
Enfrentados,
imposibles de ser.
La dialéctica no se lo permite,
en ella,
todo es
a muerte.
La guerra:
permanente.
El ojo:
avizor.
Un hombre malherido por un tajo,
un pobre hombre dividido,
una nada de amor,
un vacío incorruptible y una piedra,
que el hombre lleva en su corazón
resucita,
toma proporciones incalculables
y sin embargo,
el cálculo es perfecto.
Lo animado tiende a lo que fue:
lo inanimado.
Y ahora podemos,
simplemente,
porque podemos,
hacer todas las pruebas.
Al final,
habrá dos términos,
únicos,
fundantes,
luchando vanamente entre sí,
luchando vanamente para imponerse,
uno al otro,
otro al uno,
sin darnos cuenta,
que sólo somos,
la posibilidad del otro.
Como vemos,
una dialéctica enloquecida.
Decimos,
sin futuro.
Agregar otro término,
no disminuye el dolor
y absolutiza la idea.
El tercer término debemos saberlo,
es un espíritu ambicioso,
a quien no le alcanza ser,
subjetivo y objetivo,
y morir en esa imposibilidad.
El espíritu en cuestión,
saltará sobre sí mismo y, después de atravesar,
la flora
y la fauna,
y llegar a lo humano,
y seguir,
seguir y desarrollarse
y seguir
y llegar por fin a ser,
un nuevo y gran espíritu,
que contiene en su mirada todo,
y sin embargo,
es más.
Un dios,
un verdadero dios,
un absoluto.
La primera piedra en el camino de todos aunque no se note.
Nos terminarán diciendo:
un pasaje necesario para el hombre,
el famoso excluido
es,
una prueba de esas intenciones.
Estar juntos para morir,
separarnos para morir,
tibios ejemplos de quien no se anima a la verdad,
un hombre,
una mujer,
detenidos,
en vanos recuerdos encubridores:
la amenaza de castración,
la envidia al pene.
Todavía,
no han alcanzado el olor de lo humano.
Él,
tiene pene.
Ella,
no tiene pene.
Son dos mentirosos.
Cuando rocen alguna vez la verdad,
la transformarán en poder,
y el poder,
lo usarán, para exterminar,
la mentira sobre la tierra.
Son dos fanáticos,
dos creyentes llenos de fe.
Tener hasta el final,
tener hasta el final,
única ilusión.
Él,
un pedazo de carne
o bien,
un poco de dinero.
Ella
una esperanza,
aunque más no sea,
un anhelo.
El culo,
como vemos,
es, un,
círculo perfecto.
Más allá de su control,
el mundo nos espera.
Más allá de su control,
una nueva manera,
de ver el mundo,
nos espera.
Más allá de su control,
los límites forman parte del estallido,
y no, como en su reinado,
donde los límites,
están sujetos,
al capricho de una posibilidad biológica,
contraerse-relajarse,
amar-odiar,
retener-expulsar,
la oferta y la demanda,
y cualquier otra estupidez,
que se me ocurra.
Toda dialéctica
es,
empecinada.
Se repite vanamente hasta el fin,
aunque proclame independencia,
aunque proclame permanente revolución,
metamorfismo permanente.
La historia por ahora,
dos clases en guerra,
transformándose durante siglos,
en dos clases en guerra.
Una que tiene,
la otra que no tiene.
Una que tiene la esperanza de no perder.
Otra que tiene la esperanza de tener.
Un mundo,
como vemos,
lleno de esperanzas,
donde el ahorro y el despilfarro,
no abren,
ningún nuevo sendero.
El culo,
ha hecho sus estragos.
Un pobre hombre,
cuyos límites son,
la mierda y la pureza.
Siempre un arrebato en línea recta,
en un sentido o en otro
y como broma,
creemos, que 5.000 años,
son años suficientes.
Podemos intentar el desenmascaramiento:
el hombre,
además de culo,
tiene corazón.
Agregar aún,
otro término
y terminar,
por ahora,
con la historia del conocimiento,
tampoco disminuye el dolor,
y la idea, permanece absoluta.
El cuarto término
-como ejemplo, la muerte-
puede como única posibilidad,
ponerle límites a la acción,
describirla.
Hacer mención del excluido,
eternizar su lugar,
darle muerte.
Y, en esa repetición infalible,
encuentra la idea,
su absoluto.
Y si todo esto,
lo asociamos al nombre del padre,
entonces,
es verdad,
dios,
está, en todas partes.
(Del libro Grupo Cero ese imposible y
Psicoanálisis del líder, Ed. Grupo Cero)