Norberto Osvaldo Algarin

Ditirámbica

Soñó raro portento la psique mía: 
de la gruta una música exótica se oía. 

Los céfiros callaban, mas era en vano:
silvaban los oboes su son pagano...

La selva se envolvió de penumbras finas 
y oí címbalos, tambores, ¡voces felinas! 

Yo estaba extrañamente calmo y tranquilo 
contemplándolo todo desde un peristilo. 

Y en éxtasis de pronto me desperté 
cuando un sátiro ebrio gritó: ¡Evohé!