Hace tiempo decidí quererme
como se quiere sin manecillas.
Decidí no parar en las esquinas
cubierta de falsa nieve
rogando al Este su pulcra mirada;
lo natural no es un sucedáneo
de café a destiempo.
No amo los púlpitos, entendiendo
que estos, son férreos para cuestionar
Las cosas y, aparecen libélulas sin alas
que impiden clorofila.
Me llevé estoques no previstos en mi libro,
del corazón pleno a no hacer ruido,
de las formas de un epitafio a destiempo;
pero decidí copiar al mar y escupir
el plomo de mis entrañas.
Quererme no es ir a un banco a ver cifras,
quererme no es un colacao azucarado,
quererme no es usar zapatos que aprietan.
Quererme es saber errar y que no lo recuerde
la tarde, saber levantarse sin aplausos confitados.
Mi vida es la vida sin espíritu santo... eso
está bien para los teatros, prefiero la verdad
de las estrellas que siempre se nutren del polvo.
He decidido quererme y que mi yo
sea la primera mirada de nacido,
y que venga el aire con su estela
a nombrar lo que no sabe.
Andy Lakota