La lluvia limpia mis ojos en este largo camino
y la tristeza se adueña de mi pensamiento destruido,
llegué hasta acá preguntando y buscando lo que había perdido,
mientras se hacían interminables los pasos buscando el destino.
Kilómetros recorridos y aún te siento en mis latidos,
mis pasos ya no escucho y en silencio se vuelven decididos.
Las luces pasan sobre el agua llamándome encendidos,
el ruido de camiones, sus bocinas y mis últimos latidos.
La gente pasa sin oler mi cuerpo putrefacto,
todo porque ella y sus besos eligieron otro encanto.
Aún busco en mi mente las promesas de una vida amando
y sueño con su voz gritando que despierte de este espanto.
Desde aquí veo la ciudad y te imagino en hoteles esperando,
mojada está la carretera, creo que es así o son mis ojos llorando,
no encuentro razones ya para seguír esperando,
es hora de brincar y acelerar aquello que a todos nos va tocando.