Detesto la noche,
No precisamente el nacer de la luna
Si no, cuando me quedo sola
Al lado de un corazón hablante
Siempre atenta a un ataque externo
Nunca a uno interno
El veneno que ahora me apuñala
Nace desde adentro
Nunca desde afuera
¿Cómo puedo dejar de pensar?
Las estrellas ya no están
Un cielo azulado esperando
A qué me terminé de apagar
Los recursos de un mal momento
Se aferran a mí con fuerza
tan estúpida, tan ingenua
Que llegue a sentir...
Que todo iba bien
Ignorando lo más obvio
Mentiras al Intentar sacar
lo que no sale del alma
Heridas que crecen ya...
¿Por qué no puedo soltar?
Cada lágrima nocturna
Es un grito de mi corazón
Un grito que no podré emitir hoy