Vengan, a nadie le importa si llegan sin armas
o no saben disparar, en esta campaña
estaremos muertos si creemos
que basta con la experiencia militar.
Digan su nombre si todavía
les queda valor para enarbolar
la fe en el oficio de
ser hombres.
Olviden las charreteras,
ganarán los grados si
saben amar, reír, llorar,
sorprenderse, leer
en los días un presagio
de la poesía.
Avancen mientras les quede
un fusil de vergüenza,
una granada de decencia.
No es momento para
detenernos, nos espera
la gran guerra
contra el mayor enemigo.
La misión: vencernos
a nosotros mismos.