Yo fui el visceral enfadoso frente a una santa;
una gota dulce y cristalina poseída por un mar de suerte.
Que se yo. Esto me vino.
Lo que no me vino a fortuna y es la muerte:
es haberle perdido y con ello mi destino.
Perdí mi santa… perdóname Blanca.
Isaías Glez.