Un viento es el perfume que sucede
y me lleva a tu noche.
En otra cama sueñan tus miedos,
duermen tus canas.
En otra cama.
A la mía llegan días de cuerpos
que se rozaban.
Hoy somos mitades errantes
que en mares distintos naufragan,
en otra cama.
La tormenta golpea imprevista
otros vidrios de otras ventanas.
Y arrastra el barro de calles que duermen
en otra cama.
Otro el rumor, otro el canto, otro el compás.
En la mesita de noche otro el libro,
otro el espejo donde te miras,
donde te miro,
donde me miras, donde me miro.
Rostros que ahora sí al unísono
se preguntan por sus camas,
por aquella en que las almas fueron una,
dos los ojos, el tiempo uno:
el del amor.