Ayer rehice nuestro camino de las once,
La misma postal, el mismo andar, Las mismas personas que un día me vieron sonreir al hablar.
Ayer deshilaché las costuras de mis grietas mientras escuchaba nuestra canción
Me llovieron encima mundos de hojas de muertas,
Una escena trágicamente hermosa, donde lamentablemente fui la protagonista que caminaba con el alma rota.
Me empapé de tristeza con el soplar del viento, se me enfrió el espíritu con las dagas del sol porque nada me traspasa el interior.
Cada día es un pesar, y cada canción una puñalada, un resoplido y suspirar, un limpiarme la tierra y volverme a levantar.
Siento que el presentimiento que me susurraba tenía razón, nunca me has amado nunca me me perteneció tu corazón.
Ahora me queda una honda distancia entre lo que era y lo que soy, un ser pequeño, Inestable, que carga con el océano en el mirar.
Una estudiante de artesanías que no puede crear
una costurera sin destrezas al unir, una mujer que vive en el mundo real, sin vos, sin ti.