¿ Oyes, Señor, mi palpitar estremecido
en esta mañana despeñada en la tristeza,
oyes la soledad que está conmigo
en casa sin amor, deshabitada. ?
¿ Oyes el silencioso escalofrío
sacudiendo mi espalda con dureza,
oyes mi voluntad en la maleza
al proclamar a ciegas mi albedrío.?
¿ Oyes, Señor, mi corazón convulso
desnudo, en carne viva, a la intemperie,
oyes mi oscuridad que al sol requiere
aliviar mis tinieblas con su impulso.?
Escucha, Señor, esta plegaria
que intenta olvidar el precipicio
donde puedo ingresar como novicio
si mi voz fuese mudanza temeraria