Fiera y gualda, libre y presa
Piel de india y voz de castellana
Ébano terso de la cálida sabana
de delicadas curvas entera ella.
Para el nativo fueras la Pacha Mama
Para el hispano el mismísimo Dorado
Para el cristiano la pura gracia Divina
Para mi, esencialmente lo no buscado.
Aguileña es toda tu acaramelada faz
Fresca por los aires fríos del valle
Dulce armonía de los mundos opuestos
En tu opulencia corpórea y tu natural esencia.
He andado el mundo de los comunes hombres sin brillo
entre la hidalguía de mis sueños y vileza de mi existencia
entre el hambre de la carne y las vacilaciones de mi sino
He buscado fortuna en las desventuras de mi empresa.
A ti, nativa morena, no se si cargada de finas riquezas
Pero si con esencia virgen de todo un nuevo mundo
A mi, conquistador viajero, cargado de pobres esperanzas
Pero con el conocimiento que espera quietud al vagabundo.
A tus montes, a ese valle de frescas aguas y cálida acogida
A tus manos, dignos pinceles que dan color a la pálida vida
A tu boca, hoguera de las frías noches que enciende el chinchorro
A tu voz que me habla extrañas lenguas en dulces y atrapantes notas.
A esos tus ojos, riqueza superior al oro, calor de la Tierra de Fuego
A ese tu cuerpo, ruta de mi tacto que explora la orografía de tus nacimientos
A tu mente, vida corpórea del ancestral saber de tus mayores y pueblos
A todo tu universo, que no es la India de Colón, es un continente nuevo.
Así, indomable yo no te conquisto
Ni en nombre de Dios y sus Majestades
Que hagamos juntos, es lo que elijo,
Encuentros de nuevas posteridades.