Quiero llorar,
abrazarte fuerte,
pero en este cuarto
me encuentro solo.
Mi único consuelo:
la fría compañía
de la soledad,
que me envuelve.
Sólo me queda
abrazarla con fuerza,
esperar que me limpie
las lágrimas,
como siempre lo ha hecho,
silenciosa y fiel.