––Trabajo realizado por Miguel Angel Millán Herrera––
YA NO SUENA LA SIRENA DE VAPOR
Ya no suena la sirena de vapor.
Ya no hay humo en los andenes.
Que recuerdos me trae la estación.
En los libros, en los filmes
En los viajes, en los trenes.
Qué bien huele la madera del vagón de primera.
Se acomoda el mostacho el señor interventor.
Va la señora y dice: que el “trantran” la marea.
Y aún queda el cuarto” pa” el nocturno de Gijón.
Ya no se oye el silbato del jefe de estación.
Ni el taconeo de aguja de dos caderas con prisa.
Ni si quiera el manoseo de un imberbe militar.
Ni un rudo campesino, ni de un niño su risa.
Ya no toca la campana el jefe de estación
Deme un agua de Lozoya, camarera.
Y échele unas gotas de chinchón.
El agua del canal; de Isabel. La jarra, talaverana; mediana.
Pues hasta la media, no sale mi tren.
Sacan las mozas el canasto de mimbre lleno de manjares.
Correteando, cantando cuplés y coplas por los andenes.
La pequeña y coqueta estación se llena de luz y folclore
Los viajeros asomados las increpan con piropos sublimes
Aletean faldas, balacean caderas; ¡nena, “pa”, “ti” lo que quieras!
Se va la locomotora ambigua, cargada de Cachivaches,
Se aletean canotieres de paja.
Lloran las madres,
¿lagrimean las damas sus reproches?
Se estiran las bielas que hacen girar las ruedas.
El ferroviario camina con su cuadrilla “chafardera”
En el fardillo lleva matanza de Soria y Zamora.
Se asoman ferroviarios tiznados de hulla.
Echan las piedras, clavan listones,
Empalman las vías.
Queman carbón, sudan la gota
Berrea al fin… el día.
Evocar al tren blanco, jacetana de Canfranc
Ferroviaria intención victoriana. Volframio.
Las interminables noches. La caldera en ciernes.
Sus heladas tierras. ¿Las minas, porque no hablan?
Que no habrán escondido tus enebros nevados.
Sus sellados labios, agrietadas manos, arrugada frente.
Que no contarían su memoria los rincones cándidos,
Helados páramos, olvidados valles.
En sus vagones de antaño un lapso te apresa, paisajes de mayo.
Desde Atocha a Aranjuez un rato es mío y viceversa.
Qué bien me lleva el tren de la fresa por la ribera del tajo.
Ya no suena la sirena de vapor.
Y mi alma se detiene.
Seguiré esperando en la estación.
La llegada del tren que viene.
FIN
Trabajo finalizado en mayo del año 2010
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