Si en tu ardor adolescente
un silfo ahogáis en la fuente;
si lloráis inútilmente,
dulce niña, es el amor...
¡Las revueltas mariposas!
Y sobre las blancas rosas
se desangra el ruiseñor
de Wilde en tierno embeleso.
¿Y tú ansiosa por el beso?
Dulce niña, es el amor...