Un día cualquiera,
el café se agria escuchando las noticias,
palabras huecas tras una pantalla helada
respaldadas por la voz de periodista.
Moldean tus ideas,
anulan tu vida,
lugares lejanos, donde la bala convive con la vida
hambre en tierras llenas de riqueza.
Impecable imagen, maquillaje, disfraz que cuenta historias,
máscara para una sociedad sumisa
labios, delineados con las frases que quieren que repitas
políticos, religiosos, multinacionales
codiciosos mandatarios de turno.
Desvanecido humo del cigarro junto al último trago de café,
círculo vicioso del opio de la televisión
en el vivir de plástico fino,
sales a la calle un día más
creyendo todo lo que te han contado.