En el jardín de la poesía inmortal, donde las flores
de la inspiración se elevan en un eterno festival,
brilla Rubén Darío, príncipe de la creación.
Con pluma en mano, forjó un universo de versos
dorados y prosas divinas, uniendo lo clásico con
lo moderno, dando vida a la palabra, su obra genuina.
Modernista rebelde, rompió cadenas con métrica y
ritmo liberó la mente con estrofas que son como arenas
que en el viento del arte se siente.
¡Oh! Rubén, luz de nuestra lengua, guía de poetas, maestro
sin par, tu legado en nuestras almas se adentra y en tu
honor hoy te quiero cantar.
En cada rincón donde la lengua castellana se hable y se
ame con fervor, tu espíritu eterno y tu voz se escuchan,
hermosa em el eco inmortal de tu canción.
Rubén Darío, príncipe de las letras castellanas tu nombre
vive en el viento y en el mar, en cada verso que el poeta
interpreta, en cada corazón que te vuelve a cantar.