Desde una calle sin salida
Llena de perros
Y lagartos
Baches y torceduras
Me pongo de rodillas
Invocando al dios de los misterios
Suplicándole nuevas alas
Para huir de este retablo
Repleto de carencias
Donde el pan ya no es pan
Ni el vino es vino
Incluyendo a los hombres
Que han perdido sus quimeras
Más proliferas
Su dignidad
Sus garras
Unos se mantienen en las orillas
Del mancebo con vicio de orador
Y el resto sube la colina
Cruzando ríos
Tragándose el polvo de los buitres
Sin importarles su calvario
Los que logran llegar
Tupidos
Y desarmados
Ruegan una limosna
Urdiendo la evasión
Por eso es por lo que te pido
Dios de los misterios
Les des y me des clarividencia
Para atrapar al buitre
Partirle el esternón
En nombre de la vida
Es duro tiritar por miedo
A las llamas de la anafre
Ver como el hambre
Tupe los cerebros
Y el recelo los languidece
Y lo digo
Y lo afirmo
Y si es preciso lo juro
Ante las siete potencias
El tigre de bengala
Y el mago de Oz
Como ellos
Llegué en cuarto menguante
Para muchos era una profecía
Estaba aparentemente
A salvo de la aridez
Tan sólo tendría que abrazarme a los pies
Del tártaro
Y mis musas serian bautizadas
Con esencias traídas del oriente
Orejas de jabalí
Y porque no
Con orine legitimo
De los clásicos de la literatura
Después de transitar con bajo perfil
Y sin quitarme la soga
Comenzaron los tropiezos
El empujón
Las ruinas
Y hasta las runas
Deletrearon mi nombre
De manera extraña
Comenzó la expiación
La niebla amurallada
Pasillos y laberintos
Se abrían como fauces
En busca del mejor blanco
Hasta que sucumbí
Por falta de equilibrio
Perdí el credo
Con él la salvación
Y me convertí en una mujer
Sin artilugios
Con ojos de silencio
Ensimismada y torpe
Despertaba a la rabia
Aun sin mordedura
Convertida en un pez
Sin branquias
Coleteando asustada
Dentro de un menjunje
De trapos y gangarrias
Que no sabía a nada