La poética de la realidad recae en la palabra
y retira la máscara del carnaval.
Su cuerpo como un virus
subvierte la lógica con nuevos parámetros.
Enferma los ojos invertebrados
en la callosa víspera sucumben
por el placer que despierta la oscuridad,
por la caricia del susurro ininteligible,
por la propuesta de un guiño que
resquebraja este malhadado tedio.
Un guiño de la palabra es lo remoto
montado a la musicalidad del viento
que entrega obsequios a la memoria.
Trinan con los pájaros
las cascadas y el viento,
con la frescura se lava la sangre,
anida los pichones que miran absortos
y abren sus picos desmesurados.
Los picos desmesuradamente abiertos
y el hambre ávida de esa desesperación.
Los picos desmesurados de la poesía,
la ambrosía intacta, impura, de la poesía.
José Luis Galarza (2019)