Viejo faro que dormitas
y descansas en la costa,
para dar al navegante
tu presencia a todas horas.
Ese aviso y la esperanza,
de que hay puerto con derrota,
al abrigo de galernas
y de vientos con las olas.
Eres faro y eres guía
con silueta muy redonda,
y ese blanco en tus paredes,
que destaca entre las sombras.
¡Cuántas veces los marinos
han buscado por su proa,
a la luz y las señales
que les lleve hasta su boca!
La bocana de la barra,
la que pasan las gaviotas
cuando vienen con el día
en la busca de unas sobras.
Pero el faro se envejece
y sus luces también lloran,
parpadean los cristales
con sus pétalos de rosa.
Viejo faro que dormitas
de una siesta ante la costa,
dale luz a los marinos
en las noches borrascosas.
Rafael Sánchez Ortega ©
16/05/24