¿Cuántas veces me pregunto?
Sí, soy merecedor de tantos silencios.
Sí, esta soledad que se apoderó de mí
es un halo de luz en la oscuridad del pensamiento.
Aún existe en mí lo que ya no existe
aquello que era fértil y le daba vida a mis sueños.
Nulas alegrías que ahora me separan
como el hoy del ayer lo separa el tiempo.
Piso los invisibles escombros de mi vida
y al abrir mis ojos se agranda más este desierto.
Mis lágrimas queman como encendidas lavas
del volcán en erupción que se ha convertido en mi cuerpo.
¿Por qué todo en mí huele a tristeza?
¿Por qué nacen de mí tan apenados mis versos?
Mi conciencia lacera más mis viejas heridas
y mi alma deshoja en mí todo su desconsuelo.
Siento dentro de mí tanta depresión
¡Cómo tanta nostalgia siento al parir mis recuerdos!
Duelen estos instantes de mi vida
y el dolor es visceral, me da angustia y me da miedo.
Mi mundo unipersonal es tan confuso
que hasta mi destino perdió su rumbo en este universo.
Y desnudo en esta soledad donde ahora estoy
me pregunto: ¿sí soy merecedor de tantos silencios?