Patricia Aznar Laffont

Tu Lerda Mirada

Se Romperá quizás,

la Noche en su Negrura.

 

Se Romperá tal Vez,

en Trizas el Alba.

 

Equinoccios Indecibles Supuran

el Melancólico Resbalón que Morderá tal Vez,

Bendecido,

 tus Veredas Ignotas, Sordas y Ancladas.

 

El Lodo Enmohecido No Soltará esa Última,

Perdida Caricia,

No Se Arrugará la Tibieza

de esa, la Calidez Anhelada.

 

Encendé Ahora! los Velones Apagados

de aquel Lejano, Borroso

y Ahumado Instante.

 

 Cae Ya! el Astro en su Ocaso,

sin Oropeles ni Medallas,

Ennegreciendo y Suspirando

 las Sábanas del Día,

entre Versos Mudos,

Sin Cruces ni Escapularios.

 

 Torpe Cansancio de Tropezar mil Veces

 con la Pena Muda entre los Labios.

 

Se Desparrama el Pasado

Y las Sendas Mustias, Amuradas.

 

Vida y Espasmo del Dolor

que Rasguña Transparente

el Mutilado Hueso del Ser

 Anulando Ausente

su Propio Epitafio.

 

Fin Amargo y sin Brújulas

en la Preñez de este

Delirio-Verso,

 

en lo Lento del Dolor,

 

y en el Final,

que Agranda la Aérea Luz,

de la Tiniebla Embriagada,

 

de Tu Sombra Constante,

 

tu Luz,

tu Nube,

tu Flor,

el Fulgor,

 

tu Lerda Mirada...

 

(Patricia)