Estoy en ese lugar de ensueños donde sólo la razón
puede ser afortunada y tejer apasionada hermosas
historias de amor al mirar con los ojos del alma
que ven donde se podría inferir que nada se puede ver.
Con ellos miro y veo tu rostro lampiño más tarde con negra
barba que el tiempo pinto de blanca alegando que debía.
También observo tus fuertes manos que ya menos agarran
y aquella mirada intensa que se ve un algo cansada.
Vuelta más que un poco curvada ahí está tu esbelta figura
como demostración pura de los cambios que el tiempo
con adagios asegura que tengamos mientras caminamos
por el desconocido camino que nos depara la vida en su andar intenso.
De pronto me veo por ti atrapada en un inseparable y tibio abrazo
recibiendo voluptuosas caricias incitadoras de amor
que me hacen desear con ansiedad muchos vívidos momentos.
¡Y me quedo recostada en tu regazo… sin olvidar que no olvido!
Amelia Suárez Oquendo
18/05/2024