Aun no me resigno a estar sin ti.
Es una muerte lenta que jamás termina.
El mar arrastra lamentos de mis ilusiones,
tu mirada guarda recuerdos de amor y desilusión.
Bendita vida que a ti me acerco
Maldita suerte que de ti me alejo.
Me pregunto ¿Cuándo volverás?
Pero la interrogación sigue sin dejarme andar.
La luna en silencio desaparece al cesar mis palabras
Y comienza un nuevo día sin resignarme a estar sin ti.
Hasta que mi alma muera desangrada por el tiempo te esperaré Dulce amor mío.