Confundir el corazón con la billetera,
buscar el amor en el dinero.
El alma se marchita, la mente se altera,
cuando el valor se mide en lo externo.
El corazón no se compra ni se vende,
es un tesoro que se debe cuidar.
Amor verdadero no se pretende,
se da sin esperar nada ni negociar.
La billetera puede llenarse y vaciarse,
pero el corazón siempre debe estar lleno.
De amor, compasión y esperanza,
que nos guíen en el camino correcto.
No permitas que confundan tu esencia,
tu corazón es un templo sagrado.
Protege su pureza con diligencia,
y no lo cambies por un espejismo dorado.
Porque el amor verdadero no se mide en pesos,
ni en posesiones ni en lujos vanos.
Se mide en momentos, en sueños y besos,
en el latido del alma de dos seres humanos.