Gonvedo

POEMAS DE AMOR A UNA EXTRAÑA

Si acaso, dos pinceladas de resquemor

para que el corazón siga latiendo

y la sangre hierva sin remordimiento,

y un penitente silencio de ángel funerario,

memoria de una noche que fue casi abismo.

Finjo que no hay recuerdos, y trato de crecer

desde esta mudez animal que me devora,

desde esta vigorosa soledad y su embestida.

El viento arrastra las hojas hasta perderse,

y luego regresa con una herida, como un sofoco

del mar, por donde jamás ha de brotar la sangre,

que acallo y oculto en los claustros donde mi sombra

se disfraza de luz enamorada, aquí sobre tu nombre

con vocación de anónima gaviota siguiendo la estela

de los barcos. Aún caliente la tinta sacrificada,

y bajo el guiño cómplice de la luna en el órdago

del tiempo, escribo poemas de amor a una extraña.