Llegó tarde a su funeral,
nunca supo ser el muerto
y en su última cena pidió
una sopa de huesos.
Sin que nadie supiese,
en sombras siguió viviendo,
buscaba su amor de día
y de noche sembraba besos.
Encontraron su tumba abierta,
una tarde gris de mayo,
con flores radiantes y frescas
y un escrito que decía...
¡AHORA VUELVO!