No le alcanzaban los augurios...
no le alcanzaban
que la noche dormía gozos espurios;
no le alcanzaban
los besos maternales
que la muerte se la llevó por crónicos males;
no le alcanzaban los ocios filosóficos
tapiados en aquelarres órficos
y no le alcanzaban
ni libros ni tenazas
por virales amenazas.
-Pero... si nada te alcanza
¡Ven, satúrate del todo!
inconcluso beodo.-