Diego Pantoja

Joven que te abriga, la vida

Eso que de ti, joven alma,
es la chispa que será mía,
testimonio de mil sueños
cuando enfrentas al destino.

¿Regresaras un día verdad?
A la pureza inmaculada
con los ideales intactos
mostrando un faro de vida.

Poseo una impresión de verte
envuelta en mil contradicciones,
y recordar tus decisiones
o ir siguiendo tus huellas.

Imagino tu renacer
en cada reto afrontado;
también nuevamente en alzar
a tu espíritu rebelde.

Y quiero agarrarte por ahí,
en el torbellino de emociones,
cierto que si lo conseguí
es porque vibro en tus latidos.

A las tres, en la madrugada,
hueles a incertidumbre y miedo,
a cuál sendero seguirás
te apartará de la inocencia.

Pueda que retruene el eco
de tus risas y tus llantos,
poco permanece el rumbo
aunque el futuro te espere.

Debiera esperar un tiempo
sobre murmullos escuchar
grabando cada elección
hasta que puedas decidir.

Cortando tu partitura
en experiencias vividas
puedo comprender la vida
sintiendo crecer tu esencia.

Muchos recuerdos ganados
que resaltaría allá, aquí
traídos en tus pasiones
irrigados de frenesí.

Ser claro de ideal ardiente,
el abrazo en primavera,
jardín nacido de una fuente
ahora un río de promesas.

Devorando hasta el instante,
te ha envuelto fríamente
toda la marea de dudas
fuera antes pura certeza.

Puesta a la llama del cambio
como brasa encendida,
para moldear tu destino
haciéndote fuerte y sabia.

Si algún objetivo tiene el bien
cual enigma sería
concluir el día donde habrá quién
no te juzgue por tus errores.

Parece que algo podías ser
no era sino empoderarte,
si te amanece todavía
para animar y no rendirte.

Aunque adolezcas del rumbo
que guíe tu búsqueda,
de las nuevas libertades
miro tus audaces lazos.

El cielo se arremolina,
tan inalcanzable horizonte,
aun no siento haberlo andado
aunque siempre me lo sueñes.

La montaña que subirás
cual fuera hallarte a ti misma,
quiere al temor por vencerte;
Joven que te abriga, la vida.