Recuerdas aquel día que estábamos casi rozándonos los dos.
Donde tus caderas se iban hacia delante
buscando en mi la razón de una fuerza.
¿Lo recuerdas?
¿Si?
Recuerdas que despertabas la sed del sediento
y rompías los dormitorios que crecen con las alas del deseo.
Había unos hielos en los vasos de aquel mostrador.
Yo…
¿te acuerdas?
Pasé mis brazos por tu cintura
y sentí la masa carnosa de tus muslos
y tú te acercaste mas,
y allí la ciencia del amor era matemática cierta.
Después nos hicimos el amor
escuchando el arrullo de aquellas olas.
¿Recuerdas?
Te abriste a mí y yo fui loza rota.
La piedra de tu cariño y de tu entrega
rompió los moldes de mis canteras.
Eras espacio abierto
y bala de deseo que me desgastaba.
Golpean los días y sello los túneles de mi vida
buscándote mujer sin nombre.
Te amé un día con olvido programado.
Siento las olas en mi memoria
pero no tengo el gemido de tu garganta.
Donde estas hembra
que estos días que vivo me preguntan por ti.