Freddy Kalvo

Oda al pobre

El pobre se resuelve

la vida cotidiana

sin tantos tecnicismos,

sin tantas alharacas.

No entiende de inflación

y sí, de vida cara,

resuelve como puede,

sin mucha burocracia

un pan con un café,

le basta en la mañana.

 

Temprano va al estero

a hundirse en lodo y agua

si agarra unos crustáceos,

con pencas los amarra

los vende o los cocina

no pierde la esperanza

que llegue el otro día

con nuevas alboradas.

 

También es jornalero

su dólar tal vez gana;

de seis hasta las once,

son cinco que le pagan

y así, vive la vida

y así, cada mañana,

si salen las ofertas

en plena temporada.

 

Con poco se resuelve

chillidos en la panza

se alegra cuando llegan,

los fines de semana

y se echa algunos tragos

para aliviar sus traumas

o bien porque lo deja

de pronto una muchacha

y alguno ya furioso

con su machete mata.

 

La cuma y el machete

también nunca le falta

para cortar maleza,

para cortar las ramas,

en casa del patrón

que muy poco le paga.

 

Si ya no hay delincuencia

tranquilo va a la champa,

no teme a los que rentan

ni a quien por ello mata,

se come sus frijoles

sentado en una hamaca,

o en el troncón del árbol

que lo cortó con hacha.

 

Su pie tiene desnudo

y abundan cucarachas,

también los alacranes

en medio de las tablas;

a veces hay ciempiés,

también sus telarañas

y más de alguna vez

se cruzan unas ratas.

 

Lo viera usted comiendo

tortillas bien tostadas

que sacan del comal

o de un trozo de lata,

la sal y las tortillas

son de su dieta diaria.

Y así van subsistiendo

con mangos o naranjas

que traen de las fincas

o bien de las montañas.

 

Se vuelve hasta muy diestro

subiendo hasta las palmas

de inmensos cocoteros

en islas aledañas.

Se sube tan veloz,

compite con la iguana

y pese al cruel peligro

recibe poca paga.

 

Y vive en los parajes

donde el jilguero canta

haciendo competencia

con todas las cigarras

que alegran los senderos

por donde siempre pasa

directo hasta los ríos

donde alegre se baña.

 

Podrán ser iletrados

los padres y las nanas

porque nunca estudiaron

ni saben de una plana.

—¿Y son analfabetas?

Lo dudo, cuando labran

y siembran en las lomas

semillas que a la larga

producen muchos frutos

que compra y solo traga

la gente que no sabe

sudar con una pala

machetes o la cuma

que afilan en su casa.

Y llevan en su pecho

ardiente la palabra

que sale de su boca,

que sale desde el alma.

 

Por esas condiciones

que los versos relatan

los ricos se aprovechan

y mucho los engañan,

también los manipulan

con tantas peroratas

que dice el comerciante

de la mentira insana.

 

Y no les exagero

palabra por palabra

si veo cada día

que el pobre se devana

entre la vida y muerte

si su vida no cambia.

 

La vida siempre pobre,

es pobre como llama

con poco combustible

que lenta ella se apaga.

 

Y vive muy feliz

si el pajarito canta,

si el río va cantando,

y pesca una mojarra.

¡Y suelta una sonrisa

que alegre le acompaña!

 

—¿Y cuándo no habrá pobres?,

pregunta niña Juana.

El día que se muera

y pierda la batalla.

—Le dijo niña Tina,

al verla en la ventana.

 

—¡Sarcástica respuesta!,

le dijo niña Marta.

Mas sabe que ello es cierto

que la pobreza mata

de forma sigilosa

y que nunca se acaba

si están los poderosos

acumulando plata

a costa de los pobres

que nunca nadie salva

por más que haya promesas

pues siempre son tan falsas.

 

Aquí no digo todo,

no digo lo que falta.

No alcanzaría un día

ni toda una semana,

sabiendo que la historia

del pobre es larga, larga.

 

La vida del que es pobre,

por pobre nunca cambia

y mientras otros viven

sacando sus ganancias.

—¿Y quiénes serán ellos?,

pregunta niña Canda.

Y al paso le responde

la joven estudiada:

—Partidos y gobiernos

cargados con su miasma;

los ricos y burgueses

que amasan mucha plata

lo explotan y lo oprimen,

marginan y desplazan.

¡Luchar por ellos dicen,

en todas las campañas!

 

Y algunos analistas

que nunca, nunca callan

si usted los investiga

sus dineritos ganan

y así van subsistiendo,

y así la vida pasan

igual que el empleado

que el sistema prepara

para llevarle alivio

aunque no cambie nada.

 

Y mientras, —¿Qué es del pobre?

—¿Se ríe a carcajadas?

Se ríe, pero llora,

su vida atormentada.