El pobre se resuelve
la vida cotidiana
sin tantos tecnicismos,
sin tantas alharacas.
No entiende de inflación
y sí, de vida cara,
resuelve como puede,
sin mucha burocracia
un pan con un café,
le basta en la mañana.
Temprano va al estero
a hundirse en lodo y agua
si agarra unos crustáceos,
con pencas los amarra
los vende o los cocina
no pierde la esperanza
que llegue el otro día
con nuevas alboradas.
También es jornalero
su dólar tal vez gana;
de seis hasta las once,
son cinco que le pagan
y así, vive la vida
y así, cada mañana,
si salen las ofertas
en plena temporada.
Con poco se resuelve
chillidos en la panza
se alegra cuando llegan,
los fines de semana
y se echa algunos tragos
para aliviar sus traumas
o bien porque lo deja
de pronto una muchacha
y alguno ya furioso
con su machete mata.
La cuma y el machete
también nunca le falta
para cortar maleza,
para cortar las ramas,
en casa del patrón
que muy poco le paga.
Si ya no hay delincuencia
tranquilo va a la champa,
no teme a los que rentan
ni a quien por ello mata,
se come sus frijoles
sentado en una hamaca,
o en el troncón del árbol
que lo cortó con hacha.
Su pie tiene desnudo
y abundan cucarachas,
también los alacranes
en medio de las tablas;
a veces hay ciempiés,
también sus telarañas
y más de alguna vez
se cruzan unas ratas.
Lo viera usted comiendo
tortillas bien tostadas
que sacan del comal
o de un trozo de lata,
la sal y las tortillas
son de su dieta diaria.
Y así van subsistiendo
con mangos o naranjas
que traen de las fincas
o bien de las montañas.
Se vuelve hasta muy diestro
subiendo hasta las palmas
de inmensos cocoteros
en islas aledañas.
Se sube tan veloz,
compite con la iguana
y pese al cruel peligro
recibe poca paga.
Y vive en los parajes
donde el jilguero canta
haciendo competencia
con todas las cigarras
que alegran los senderos
por donde siempre pasa
directo hasta los ríos
donde alegre se baña.
Podrán ser iletrados
los padres y las nanas
porque nunca estudiaron
ni saben de una plana.
—¿Y son analfabetas?
Lo dudo, cuando labran
y siembran en las lomas
semillas que a la larga
producen muchos frutos
que compra y solo traga
la gente que no sabe
sudar con una pala
machetes o la cuma
que afilan en su casa.
Y llevan en su pecho
ardiente la palabra
que sale de su boca,
que sale desde el alma.
Por esas condiciones
que los versos relatan
los ricos se aprovechan
y mucho los engañan,
también los manipulan
con tantas peroratas
que dice el comerciante
de la mentira insana.
Y no les exagero
palabra por palabra
si veo cada día
que el pobre se devana
entre la vida y muerte
si su vida no cambia.
La vida siempre pobre,
es pobre como llama
con poco combustible
que lenta ella se apaga.
Y vive muy feliz
si el pajarito canta,
si el río va cantando,
y pesca una mojarra.
¡Y suelta una sonrisa
que alegre le acompaña!
—¿Y cuándo no habrá pobres?,
pregunta niña Juana.
El día que se muera
y pierda la batalla.
—Le dijo niña Tina,
al verla en la ventana.
—¡Sarcástica respuesta!,
le dijo niña Marta.
Mas sabe que ello es cierto
que la pobreza mata
de forma sigilosa
y que nunca se acaba
si están los poderosos
acumulando plata
a costa de los pobres
que nunca nadie salva
por más que haya promesas
pues siempre son tan falsas.
Aquí no digo todo,
no digo lo que falta.
No alcanzaría un día
ni toda una semana,
sabiendo que la historia
del pobre es larga, larga.
La vida del que es pobre,
por pobre nunca cambia
y mientras otros viven
sacando sus ganancias.
—¿Y quiénes serán ellos?,
pregunta niña Canda.
Y al paso le responde
la joven estudiada:
—Partidos y gobiernos
cargados con su miasma;
los ricos y burgueses
que amasan mucha plata
lo explotan y lo oprimen,
marginan y desplazan.
¡Luchar por ellos dicen,
en todas las campañas!
Y algunos analistas
que nunca, nunca callan
si usted los investiga
sus dineritos ganan
y así van subsistiendo,
y así la vida pasan
igual que el empleado
que el sistema prepara
para llevarle alivio
aunque no cambie nada.
Y mientras, —¿Qué es del pobre?
—¿Se ríe a carcajadas?
Se ríe, pero llora,
su vida atormentada.