Lo que a continuación publico es una petición de un amigo que hiciera una comparación del río y la vida. No se si es un poema o un chorrada que se me ocurrió aquel día.
El río y la vida
Me encuentro como el pensador de Rodín, sentado, una mano en la rodilla y otra en la barbilla, pensando.
Pienso que hay un paralelismo entre la vida y un río, intentaré plasmar aquí mi reflexión.
El río nace del interior de la tierra, la vida en forma de un ser del vientre de una madre.
El río cuando nace lo hace a borbotones, el ser que nace lo hace llorando.
El río empieza a discurrir despacio y con poco caudal, ese ser llamémosle hombre (que representa la vida incluyendo a la mujer) va lento y con poco equipaje.
El río traza su camino en su recorrido, el hombre, elige el camino a seguir.
El río aumenta su volumen, el hombre, crece y se hace mayor.
El río a veces tiene dificultad para proseguir un cauce recto y forma meandros, el hombre, también tiene que hacer giros en la vida.
El río se alimenta de otros ríos, el hombre, toma ayuda de otros hombres.
El río a veces tiene poco recorrido, el hombre, a veces termina su vida demasiado pronto.
El río crece y fertilizar la tierra, el hombre, también contribuye a crear más vida.
El río se hace grande y recorre mucha distancia, el hombre, también va acumulando años.
El río encuentra declives a su paso, el hombre, tiene algún tropezón en su vida.
El río recibe la suciedad de la civilización, el hombre, a veces se contamina con la corrupción.
El río tiene algún que otro remanso, el hombre, también tiene momentos de paz.
El río se vuelve a veces traicionero, el hombre (la vida) también puede traicionar al más confiado.
El río se enfurece en algunos tramos y destruye a su paso, el hombre destruye enfurecido lo que tiene a su alrededor y más lejos si pudiera.
El río se acerca al mar y allí se diluye, el hombre, pierde la vida y desaparece. Por tanto, el río desde que nace se dirige al mar a morir, el hombre desde que nace se dirige al fin de su vida y muere.
Antonio Reina Moreno 18/08/2018