Deslizo una hoja de parra
por debajo de tus suelas desgastadas.
Te levanto del suelo pisoteado
por el tiempo de tus pasos agotados.
Ahora flotas, libre
en la ilusión del cielo sin tiempo
sobre el desierto enterrado
donde yace tu sombra
y tus huellas de plomo y de polvo.
La alegria es un viento liquido
que nos despeina la mirada
que desvela el triste sueño
de estar eternamente dormidos
acostados junto a nuestras vidas.