ubik

INVENCIBLES

Tú venenosa, 

 yo sordomudo

una caricia salpica  incierta 

 

y de tanto tocar fondo

hace pie en el latido,

 

justo antes 

que lo real juegue 

con nuestro deseo

al escondite

 

en tus luceros bautizados de azabache,

 

ojos de misa 

color de la nada 

 

todavía quedan sábanas 

con las que inventar el alma

en los sótanos de nunca jamás,

 

hay una música que hace sombra 

y agradecen los que no saben de pájaros

aunque sean dueños del despertar.