Los 2 estabamos rotos por la vida.
Ambos nos quedamos solo en ropa interior. Ya en la cama, le pedí que se apoyara en mis piernas y me dejara disfrutar a besos de su cuerpo. Con cada mordida, cada palabra y cada beso en la piel, el deseo se acumulaba.
Ella rasgaba mi espalda con ternura, y yo la escuchaba suspirar mientras la conocia con mis manos y mis besos.
Excitado por el momento, le confese cuanto disfrutaba de su aroma, su pelo, los tatuajes en su cuerpo, todo en ella era una obra de arte.
Quede fascinado por el camino que se formaba desde sus pechos hasta su cuello.
Le dije, mientras apoyaba mi mano en su mejilla mirandola fijamente a los ojos, cuanto deseaba haberle conocido en otras circunstancias, en otras vidas. Que aun si lo nuestro fuera solo un instante, yo deseaba hacer eterno en mi memoria ese momento entre los dos.
Me dijo, -eres raro-, mientras sonreia. A lo que yo le conteste: Tienes razon-No tengo mas opcion que ser de esta manera pues la vida me obliga ser asi. Y se que de no serlo me habrias pedido que me marchara hacia tiempo si mi unico interes fuese el desahogarme en tu sexo asi sin mas.
Ella asintio con los ojos cerrados,
Mientras mis manos acariciaban el surco de sus nalgas haciendose camino entre sus bragas, senti su cuerpo mas cerca del mio luego de esto.
Dejame sentirte mas, dejame abrazarte, le dije. Y nos quedamos asi sin decir palabra alguna mientras nuestra respiracion se hacia lenta pero profunda, como si nos quitaramos todo el peso de nuestras vidas, de nuestras heridas en ese abrazo
Ambos sabiamos lo que estaba ocurriendo entre los dos en ese momento, no era sexo, era un nivel sublime de intimidad.
Aquella tarde del viernes ninguno de los dos tuvo sexo, pero nos desnudamos el alma.
En memoria de Camila.
Mi Dama en el amor