Hoy, que mi corazón está cansado de empujar razones,
y la memoria encalla en atolones de nostalgia,
muy seguido.
Hoy, que los lirios lloran despedidas
y mis mañanas fugan en haceres y quehaceres…
Hoy, que estoy de tarde, apareciste…
Hombre-pasión, verdad de mediodía.
Y tu humedad, al galope,
montada en alazán sin brida,
me descubre.
Y yo,
eterna Dulcinea que sueña con Quijotes,
esclava del fervor de los amores,
me abanico el sol,
ventilo mis mejillas,
y me calzo los tacones.
Y otra vez,
a remontar el vuelo
que quiero perderme entre suspiros y caricias,
encontrar las mieles de tus besos,
y tu boca susurrando mi nombre.