Regazo son tus ojos en los míos
Que son la abeja moldeando cera.
Primavera impoluta al corazón de las flores,
Arado del después,
Absorto emigrar de Este a Oeste
Donde no hay capacidad para la huida... esa que no se quiere nunca
Ni a escondidas de la oscura noche.
Todo tu delante lo miras igual... los otoños no tienen prisa de madeja
Sabiendo que las estaciones son eternas porque el todo hace el todo
De un instante.
Y me miras... y yo en tus ojos agua renacida de mi manantial ligeramente a la izquierda; en ese momento no hay tristeza para los nardos que son los ojos, tuyos y míos, hay corro de pleyades en la madurez de la noche.
No quiero que termine nunca aquello que ciega sin antónimo, aquello que es como sonado río.
Sí, así miran tus pupilas... y miro yo el para siempre mar de luna.