EL ÁNGEL MÁS BUENO
He perdido de conocerte más, en tu presente;
te he conocido bastante, pero fui indiferente;
he perdido demasiadas de tus caricias y alegrías;
y no he disfrutado lo que más extraño: ¡de tu compañía!
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Conseguí, de ti, lo necesario; más, lo cual, para mí, no fue suficiente,
porque tú siempre peleaste por entregarnos lo mejor y lo más urgente,
pero en el saldo final nos faltó expresar más del amor que hemos vivido
¡y por lo que logré, me arrepiento tanto de no haberlo, contigo, compartido!
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Has vivido como valerosa heroína, como un mártir sacrificado,
luchando, aguerrida, por tus hijos, como intrépido soldado,
sin quejarte por sufridos dolores y penurias que has obtenido
en el duro trabajo de ser madre, que, merecidamente, has conseguido.
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Y en este sueño que tu recuerdo -hoy- me ha desvelado,
me trae a la mente la oportunidad de haberte disfrutado,
la pena de no saber expresar el amor que, como madre, te he tenido
y la tristeza por la falta de muchos abrazos que, ambos, nos hemos perdido.
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Pero, claro, son cosas en la Vida que a todos nos pasan...
nos perdemos besos, caricias y tantas ternuras que nos abrazan...
pues tardíamente aprendemos a vivir y expresar emociones y amores
priorizando egos, desalientos, apuros, enojos y horrendos temores.
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Pero los años pasados son como una fugaz pasarela,
donde un loco sueño nos puede enseñar, como en una escuela,
que los amores sentidos que no se expresan en su debido momento,
se pierden en la brumosa niebla del olvido y del inútil arrepentimiento.
***
Va, entonces, el homenaje a mi madre -que un ángel, para mí, ha sido-;
estoy muy seguro que ella entenderá al hijo que se ha arrepentido...
y como sé que ella fue el ángel más bueno que pasó por mi vida...
es que dedico este sentido poema del alma ¡a mi madre querida!
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Eduardo Faucheux
27-05-2024