PRELUDIO NOCTURNAL
En el preludio de la noche creció la tristeza
invadiendo de nostalgias mi obseso pensamiento.
Pensamiento que en la apacible calma se alimenta
con cada gajo de mis ofrendados sentimientos.
Quizás es un sueño volátil, solo un sueño errante,
pero mi alma quedó presa de este ardiente quebranto.
Aún así, sigo soñando lo que hoy es faltante,
pues soñando torna a mis brazos lo que sigo amando.
Nada obliga a la nada, sí la esperanza a la espera,
y es el presentimiento luz de estrella soberana
que brilla con aquel amor que fuera florescencia.
Hala una lágrima el duende de la nocturnal calma,
y desde el silencio de un universo añil de estrellas
contemplo el piadoso infinito de mis noches largas.
Ángel Alberto Cuesta Martín