Cargar con un dolor que no me pertenece.
Con un sentimiento irreal,
con la soledad que no pedí.
Y con la insistencia de sentir que no se va.
Ser... yo.
Pequeña, luminosa, insignificante
como cualquiera que haya pisado la tierra
sintiendo que es especial.
Con el rechazo en los hombros,
la tristeza en las mangas,
el miedo en la mirada.
La libertad, como costo de atreverme a ser yo misma,
aunque el precio a pagar sea la soledad.
El color azul que abruma como la negruzca noche.
Volviendose opaco, deslúcido.
Ser... en plenitud y totalidad.
Ser, pagando un precio para vivir feliz.
Ser, con el regalo de sentir, o la condena.
Ser para vivir, o para morir.
En soledad, en tristeza.
Eligiendo sentir.