En un día lluvioso te encontré,
como si el destino nos quisiera juntar,
bajo un cielo gris nuestra historia comencé,
y aún hoy parece que fue ayer.
Las gotas caían con suave melodía,
cada una con un susurro de amor y de fe,
nuestros corazones latían con alegría,
y en tus ojos, mi mundo entero encontré.
Recuerdo el aroma a tierra mojada,
el sonido del agua al caer sin parar,
y esa risa tuya, tan alocada,
que desde entonces no puedo olvidar.
Bajo la lluvia, nuestras almas danzaban,
dos jóvenes locos por sentir,
sin importar que el tiempo pasara,
solo queríamos vivir y vivir.
Tus manos en las mías, cálidas y seguras,
tus labios, un refugio donde descansar,
en tu abrazo encontré la cura,
a todos mis miedos, a mi pesar.
Cada instante contigo es una locura hermosa,
una aventura que jamás quiero terminar,
tu amor es mi rosa más preciosa,
en este jardín donde juntos podemos soñar.
La lluvia cesó, pero no nuestro ardor,
la atmósfera especial quedó entre los dos,
como un manto de estrellas y de amor,
que nos cubre siempre a donde vamos.
Enamorados, así somos tú y yo,
viviendo cada día como si fuera el primero,
nuestro amor, un río que siempre fluyó,
desde aquel día lluvioso y sincero.
Y aunque el tiempo pase sin compasión,
y las estaciones cambien su parecer,
nosotros seguiremos con la misma pasión,
porque enamorados, siempre vamos a ser.