En el horizonte de tus días, llegué como el segundo,
tras un sendero ya marcado por un amante difunto.
Aunque no fui el primero, mi amor es profundo,
dispuesto a escribir contigo un nuevo capítulo fecundo.
En el sendero que recorres, fui el segundo compañero,
junto a ti, con pasión y amor, que se dio por entero.
Aunque otro antes que yo te amó sin fervor sincero,
te entrego mi corazón, mi amor, porque es a ti a quien quiero.
En el eco de tus suspiros, fui el segundo eco resonante,
en las cavernas de tu ser, mi amor es constante.
Aunque otro nombre antes del mío te atrapó delirante,
en mi abrazo hallarás consuelo, en un lazo de pasión vibrante.
Más amada, no importa si fui segundo o primero en tu canción,
lo que anhelo es ser el último, tu eterna bendición.
En el infinito de nuestros días, en la eternidad del amor,
que sea mi amor el que permanezca, radiante y sin temor.