RICARDO V

Un amor del cielo

La luna es esconde

cuando llega el día

porque tiene miedo,

porque siente envidia

de la hermosa imagen

que reluce y brilla

cuando se aparece

y recobra vida

el sol que despunta

en la amanecida.

 

Y el sol en la noche

no duerme tranquilo

porque tiene el sueño

del amor prohibido

que le dio la luna

un día que vino

y le dejo ver

su cuerpo azulino

en su reino blanco,

cielo compartido.

 

Cuando ha oscurecido

la luna despierta

y su alma le llora

al sol que se lleva

su luz y su brillo

donde ella no llega

y que la convierten

en reina de estrellas,

sobre un mar de sombras

y lóbrega tierra.

 

El sol no controla

su duro destino

y también la llora

por haber perdido

otra vez su estampa

por el infinito,

tras el horizonte,

lejano y hundido,

que oculta su cara,

su sueño divino.

 

El sol y la luna

son como chiquillos

amantes que juegan

al amor ficticio

que no ofrece cama

para sus delirios.

La luna le pide:

“quiero estar contigo”

y el sol le responde:

“si voy, tú te has ido”.