Para mi tiempo bastaron del sueño,
largas caminatas tristes absorbidas de lágrimas,
insuperables y dulces especulaciones siniestras,
que fueron quizá solo mías, pero me gusta llamar nuestras.
Me invitabas a descontar del cielo cada luz por un suspiro,
fue así que mis días con tu ausencia, robaron mi aliento,
y oscurecieron mis años.
Por si me preguntas de mis planes,
te diré en voz desdichada que estan nublados,
que terminan por ser voces, colores suspendidos,
en insinuaciones nostálgicas, rendidas y delirios postergados.
Buscaré tu voz en la memoria de las cosas simples,
que dibujan inseguras, lo sencillo y mas brillante,
son volantes trémulos de la cábala obsoleta,
inútil y perpetua, del azar irrelevante.
Si me destruye tu carismática seguridad,
feneceré tranquilo y vacío por la alegre curva,
aquel portal de la colección marfileña,
que puede, sin querer,
mostrarme el camino o cavarme una tumba.
Valoro, sin embargo, en el caos de mis dias,
que en ti resguardes sensaciones solemnes,
porque me enseñaste con el resplandor de tu iris,
los retazos de un tiempo, que mueren, para estar latente.