Debo decir que la mayor parte de las cosas en mi vida no me han sucedido como a la mayoría. No es una queja, sino una amplia observación sin adornos ni alegorías, cosas raras, cosas buenas, cosas malas o a veces nada. Y debido a eso, son más las cosas que me disgustan que las que me gustan. No me gustan las flores y las llevé a su puerta. No me gustan los bombones o chocolates pero divinamente los regalaría. No me gustan los amores y, sin embargo, la amo. no me gustan las personas y, a su vez, no deseo que desaparezcan. No me gusto yo, y ni en mis sueños seria otra persona. Lo sé, se que suena poco coherente, pero no inconstante en disgustos degustados, hay gustos marcados.