Francois Sand

Soneto V: Si Tan Solo Pudiera

Quinientos ochenta y ocho días, un día imborrable,

Se incrusta en mi memoria cual daga punzante,

Aquella tarde de otoño, tan dulce y memorable,

Cuando tu mirada me robó el corazón palpitante.

 

Tus labios, pétalos rojos de rosa fragante,

Tu voz, melodía celestial, embrujante,

Tu cuerpo, escultura perfecta y anhelante,

Un sueño hecho realidad, fugaz y distante.

 

Mas el destino cruel, con mano implacable,

Nos separó cual ramas de un mismo rosal,

Dejando en mi alma un vacío irreparable,

Y en mis ojos un llanto perenne y fatal.

 

Pero solo me queda el recuerdo y la melancolía,

De un amor imposible, una dulce agonía.