Lourdes Aguilar

ESTAMPA DE UN PUEBLO CASI OLVIDADO

La aurora desde temprano ilumina

Esos amplios patios de tierra rojiza

Las más de las veces reseca

Donde cada fruto logrado

Donde cada trino de pájaro

Se celebra y agradece al cielo

 

Las gallinas y pavos a sus anchas

Deambulan por todas las calles

No hace falta traerlos de vuelta

Al crepúsculo regresará a sus casas

Los niños aprenderán artes y letras

Los mayores realizarán sus faenas

 

El don precioso del agua se guarda

Transparente en cavidades y pozos

Y cuando en lo alto el sol cae a plomo

Los techos de huano

Las paredes de barro

Las puertas abiertas

Permiten al viento fluir libre y alegre

Como el corazón de la gente que habita

 

Anochece y el olor de las flores perfuma

Los juegos de los infantes que corren

y de los adultos la charla animada

Desde la iglesia se despide una campana

Y a lo lejos las luciérnagas guiñan

La oscuridad entre tapias y ramas

En el recuento de la placidez sin codicia

El aliciente es ver nuevamente el día